Las ruinas de Notre Dame

El fuego no es el primer ataque que sufre Notre Dame, ni esta es la primera vez que se debe reconstruir la catedral, ni el Gobierno francés y los bomberos son sus primeros salvadores.

Napoleón Bonaparte

Para cuando Napoleon Bonaparte fue nombrado emperador, Notre Dame había sido parcialmente destruida, remodelada según las modas arquitectónicas y espoleada durante la Revolución Francesa hasta el punto de que todas sus campanas, a excepción de la mayor, Emmanuele, fueron fundidas para fabricar armas y guillotinas. De hecho, para entonces la catedral era una especie de un almacén gigantesco e incongruentemente hermoso y a punto estuvo de ser demolida.

Pero Napoleón fue capaz de comprender la importancia y la belleza del templo, por lo que decidió celebrar allí su coronación y emprender una serie de restauraciones durante el siglo XIX para devolverle al templo su antiguo esplendor.

Víctor Hugo

Antes de las las últimas grandes obras de la catedral, en 1831 Víctor Hugo le dio a los franceses y parisinos motivos no solo para apreciar la importancia histórica, religiosa y artística de Notre Dame, sino para enorgullecerse de su valor simbólico como representante de toda Francia a nivel sentimental. En esta catedral ambientó su archifamosa novela, que esta semana se convirtió en el libro más vendido en Amazon: Nuestra Señora de París.  Con esta obra, reclamó la necesidad de restaurar con urgencia un monumento en absoluta decadencia, tal y como expresa en su libro:

“Por majestuoso que se haya conservado con el tiempo no puede uno menos que indignarse ante las degradaciones y mutilaciones de todo tipo que los hombres y el paso de los años han infligido a este venerable monumento, sin el menor respeto hacia Carlomagno que colocó su primera piedra, ni aún hacia Felipe Augusto que colocó la última”

VÍCTOR HUGO

“¿Quién derribó las dos filas de estatuas?, ¿quién dejó los nichos vacíos?, ¿quién ha labrado en medio de la puerta central aquella ojiva nueva y bastarda?, ¿quién osó encuadrar en ella aquella insulsa y maciza puerta de madera, esculpida a lo Luis XV, junto a los arabescos de Biscornette? Los hombres, los arquitectos, los artistas de nuestros días”

VÍCTOR HUGO

La novela despertó la conciencia del pueblo francés ante el estado de lo que actualmente es el edificio más visitado de Francia, y el Gobierno Francés de la época acometió en 1844 las obras de restauración más importantes hasta el momento, en las que no solo se devolvió al monumento su estado original, sino que se incluyeron mejoras que se convertirían en símbolos míticos de Notre Dame, como sus gárgolas o su ya destruida aguja.

Los peligros no se alejarían del templo durante mucho tiempo: en 1871, durante la breve Comuna de París, la catedral fue testigo de violentas revueltas sociales que casi provocan que el edificio se incendiara de forma premeditada. Más adelante, durante la Segunda Guerra Mundial, se cuenta que el templo volvió a sobrevivir porque el militar al mando del bombardeo de este edificio en Francia, ante su belleza y monumentalidad, desobedeció las órdenes de destruir el lugar.

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